sábado, 22 de marzo de 2008

Sabado Santo.


¡Todas las generaciones,oh Cristo mío,

ofrecen un canto a tu sepultura!

Viéndote arrojado a la muerte,oh Verbo,

la toda pura elevaba su lamento de madre.

Oh mi dulce primavera,hijo mío dulcísimo,

¿Cónde se oculta tu belleza?

Tu madre purísima oh verbo,

te canta lamentos porque tu estás muerto.

La ternera gemía

viendo a su ternero colgado del leño.

Gritó la virgen derramando lágrims adientes,

desgarradas sus entrañas.

Oh luz de mis ojos, oh dulcísimo hijo mío,

¿Cómo puedes esconderte ahora en una tumba?

Para librar a Adán y Eva, oh madre,

sufro esta pasión.¡No llores!

Glorifico hijo mío, la inmensidad de tu misericordia;

por ella sufres estos tormentos.

Contemplando tu cruz, oh Cristo,

lamadre inmaculada decía gimiendo

amargamente;

¡No te entretengas entre los muertos, oh Vida!

Atiguamente toda la casa lloró al hijo de RAquel;

ahora el coro de los apóstoles junto a la madre

se lamenta sobre el hijo de la Virgen.

Te has dejado calmar la sed con vinagre y hiel,

oh misericordioso, para destruir el gusto antiguo.

Te has dejado clavar en le patíbulo de la cruz

tu, que una vez protegiste a tu pueblo

con una columna de nube.

Resucita tu que das la vida,

dice llorando la madre que te ha engendrado.

Apresuráte a resucitar, oh Verbo

disipa el dolor de tu madre pura.

Tu madre purísima llora y se lamenta

porque estás muerto, oh mi salvador.

¡Virgen Santa, hfaz que tus siervos sean dignos

de ver la resurrección de tu hijo!


Iglesia Bizantina siglo VII, oficio de Sábado Santo.


En este día admiración por la entrega de Jesús de Nazareth por sus amigos, y anhelo de resurrección para los hombres heridos.

Que Dios nos otorge la Vida Eterna.