Para dejar un mensaje a la conferenciante del jueves pasado me he tenido que apuntar a una página de montaña.Barrabes.
Lo que pasa es que las montañas y yo nos hemos llevado mal.Es mas durante la mayor parte de mi vida he estado traumatizado por los montes.
Donde la gente ve espacio libre,hermosura,expansión del alma,grandeza.
Yo veía barrotes de cárcel.
¿Que es lo que me traumatizó así?
Toda mi adolescencia la pase en un internado en un valle, rodeado de montes, donde sufrí lo que no esta en los escritos durante cinco largos y eternos años.
De allí salí como se sale de todos los lugares tanto benéficos como maléficos.
Pero salí traumatizado.
El monte se convirtió en un barrote de la cárcel, en noche, en frío lúgubre.
Nunca he salido a la montaña, y si alguna vez paseaba por senderos pirenaicos o alpinos, para mi no significaban nada.
Barrotes de cárcel.
Hace unos años visité un pueblo perdido entre los montes, de estos pueblos que solo van las cabras y las águilas por el cielo.
Apareció en mi corazón un monte nuevo.
Los barrotes desaparecieron.
Era un lugar de colorido,de aire limpio,conciencias abiertas,sol y viento norte.
A partir de ese momento empecé a mirar a los montes con otros ojos.
Se quitaron las tinieblas de la vista y las nubes.
Ahora cuando desde mi Pamplona miro los montes me saluda una hada buena.
Ahora además estoy suscrito a una página de montaña, la subiré ciberneticamente.
Para mucha gente la presencia de Dios es igualmente traumática.
Para mi es el mayor de los amores,la gratuidad de la vida, la libertad eterna.
Pero no todos lo han vivido así por desgracia.
Dios también puede ser un barrote en el alma humana.
De igual manera que estos amigos han derribado mis barrotes montañeros querría yo derribar los barrotes de Dios el alma de los traumatizados.
Eso es teología XL.
Tengo ganas de descubrir montes nuevos en páginas libres ciberneticas.
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