miércoles, 28 de marzo de 2007

Salmo del minusválido 2.

Promesa del Señor,
a mi señor.
Siéntate a mi lado,muy cerca de mí
y haré de tu bebilidad fortaleza
infranqueable.
Desde el norte al sur,
del este al oeste,
tu brazo será poderoso y jamás
marginado.
En la batalla
someto a tus enemigos.
Eres príncipe desde el día que te engendre,
no mendigo,ni carga inútil,
yo te engendré como rocío
vivo,lleno de alegría
en la aurora del mundo
Lo he jurado,
como palabra para siempre,
serás puente entre cielo y tierra,
presencia deDios
en la realidad humana.
Tu sed de plenitud de vida
quedará saciada
en el torrente de mi Espíritu.

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